Al final del curso grandes y pequeños teníamos completamente asimilado el curso escolar, su logística (material escolar, rutas, uniformes, alimentación, asociación de padres) sus rutinas, sus necesidades, pero las enormes vacaciones estivales suponen un parón tan esperado y bienvenido como interferente, y según estamos reiniciando este regreso a las rutinas familiares desde el nuevo curso, nos veremos de lleno con las vacaciones navideñas, y otra vez nos parecerá a todos que estamos empezando de nuevo. Así que: ¿cómo hacemos para afrontarlo y ponernos al día?
Desde luego, sin olvidar todo el trabajo previo hecho. Para la mayoría de las familias esto no es nada nuevo y la adaptación es recorrer un camino conocido, salvo en algunos detalles.
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Para los que llegan a las escuelas infantiles por primera vez, la preparación previa y la información recibida será la clave. Afortunadamente las opciones son muchas y variadas hoy en día, y podemos elegir: cuidadores profesionales, escuelas públicas y privadas, convencionales de líneas alternativas, todos contribuyendo a la crianza y educación de nuestros peques. La socialización temprana en los más pequeños supone una aceleración en su proceso evolutivo, que requerirá y una atención especial por nuestra parte. Nuestro trabajo se centrará en ayudar al niño a sentirse seguro para disfrutar. Con una elección consecuente con nuestra forma de vida, estaremos tranquilos y ellos también.
Después, darnos a todos un margen razonable y plausible para todos para interiorizar la gestión de tiempos, y adelante. Teniendo presente que no es lo mismo adultos que niños, y tampoco niños mayores o pequeños.
También tener en cuenta que esta es una etapa de retomar y asentar las relaciones sociales de nuestros hijos en el entorno escolar, a la vez que se va intensificando el currículum escolar, así que es un momento difícil y de mucho desgaste de energía para nuestros hijos, que sin duda repercutirá de algún modo en el contexto familiar, y para el que ellos, también sin duda, requerirán de un apoyo y una atención especiales por nuestra parte. Lo importante, lo imprescindible, lo necesario, es conciliar, priorizar, tomar conciencia y dejar fluir lo que no podemos gestionar.
A los peques les va a costar más, pues todo es mucho más nuevo, pero para los mayores, aunque conocen el proceso, también les supone novedad puesto que el contexto y posiblemente las personas cambian, y por supuesto lo que están aprendiendo cada día también lo es. Por tanto, lo que más necesitarán nuestros hijos es la estabilidad familiar y nuestra mayor disponibilidad posible, así como validación de sus vivencias por nuestra parte (que les verbalicemos que entendemos en qué momento se ven). Nuevos amigos y profes, volver a formar grupo y sentirse cómodos en él, cómo lo vivimos nosotros, cómo asumimos nuestras responsabilidades y cómo delegamos en ellos y les concedemos el ser responsables de lo suyo, son puntos importantes.
El objetivo es fomentar un aprendizaje de calidad y prevenir situaciones que les acerquen al fracaso escolar.
Valora y valida sus emociones al respecto. Habla con ellos. Ayúdales a reconocer y potenciar sus habilidades y talentos y a trabajar sus debilidades, porque este es el momento.
Asienta la planificación ya conocida de cursos anteriores y haz las modificaciones que se requieran, según las particularidades del nuevo curso y vuestra situación familiar y laboral (horarios, lugares, tiempos de ocio, etc.).
Si aún no conoces al tutor de tu hijo, este es el momento.
Ten presente durante todo el curso el proyecto pedagógico, los valores e ideales del centro (de integración, diversidad y convivencia) pero, sobre todo, os invito a que prioricéis el conocimiento de vuestro hijo, que ya desde bebé dispone de carácter y demanda necesidades, seguro diferentes a las de otros pequeños, porque cada bebé, cada niño, es una persona única, como todos nosotros, con sus inteligencias y capacidades. Conocer desde dónde se expresa nuestro hijo y desde dónde comprende mejor, lo que les hace vibrar, y fomentar todo eso desde la convivencia familiar, es camino de garantía de un desarrollo pleno.
Porque, como yo siempre digo, y para todos los contextos, todos somos iguales de iguales e iguales de diferentes.
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