Duelo, proceso de gestión emocional que deviene de una pérdida...

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Tiempo de recogimiento, de reflexión, de introspección, tiempo de tribu...

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Todo duelo transita por las mismas etapas, y es necesario que la persona doliente avance por ellas, para que así su dolor se recoja en un lugar de su cerebro donde le permita continuar con su vida.

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Tras la pérdida llega la crisis, el shock... Vacío, abandono, apatía... Negación, confusión... La evidencia gana el pulso, se impone el enfado, desde la ira y la rabia, desde la desesperación... Y por fin, la realidad: las emociones trascurren hacia el dolor, la tristeza, a veces la culpa, a veces la depresión, un sentimiento, y en ocasiones una patología que requiere derivación profesional.

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Conseguir no anclarse en el dolor, es llegar a la aceptación, que nos llevará a la normalización, a la integración, al aprendizaje que nos coloca en el resolver y avanzar... La vida que se paró, a partir de ahí podrá continuar, siempre de la mano de ese hijo que, desde otro plano, te acompaña...

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