Aquí te comparto algunos de los artículos que he escrito para otras plataformas y medios relacionados con la maternidad, la crianza y la familia
En "El revolero mundo de rukkia", 2015
entrevista para eduemoción, colegios zola madrid, 2017
así es el trabajo de una doula, mamifit, 2018
Entrevista sobre gestión emocional, Rne, 2018
M i bebé no coge el sueño, Mi Otro Yo, 2019
duelo por pérdida en maternidad: carta a una madre cuyo bebé ha fallecido, AERCD, 2019
Retirada del pañal desde el respeto, TodoMamás, 2020
El cofre de la doula, AERCD, 2020
Rabietas, TodoMamás, 2020
Los retos de la maternidad, EtapaBebé, 2020
Aquí te comparto las emisiones de 'Mamás y papás', en los que, hasta ahora, he sido yo profesional invitada. se trata de un programa semanal monográfico de radio 5, que se emite los sábados a las 17.25 horas, y con contenidos sobre familia. en el soy colaboradora fija, ocupándome de la producción y con una pieza central de reflexión desde el acompañamiento familiar.
inteligencia emocional: el conocimiento de las emociones, 2018
inteligencia emocional: sentimientos que educan, 2019
coaching, o cómo fortalecer la relación familiar, 2020
Aquí te comparto los textos de mis piezas de algunas de las emisiones de 'Mamás y papás'.
Transcripción de mi pieza para la emisión del programa ‘Mamás y papás’ de Radio 5 dedicado al juego como herramienta evolutiva y de comunicación: ‘Jugar, jugar y volver a jugar’ (emisión 21 de diciembre de 2019)
Las personas recibimos, comprendemos, aprendemos, integramos, concluimos y avanzamos desde la experiencia en primera persona. Desde que nacemos todo nos resulta simbólico y lúdico, y en nuestra infancia resolvemos imitando a los que nos rodean, pues nuestra experiencia vital es escasa y no disponemos de histórico que registre experiencias similares.
De entre todo lo que puedan necesitar nuestros hijos, sin lo que no pueden pasar es sin amor incondicional. libertad de expresión, seguridad emocional, autonomía y empoderamiento, autoconocimiento y autoestima y aportación de valores. Y esto les llega desde nuestro proyecto familiar, ofreciéndoles la mejor versión de nosotros mismos, desde el vínculo y el apego, la confianza, absoluta, porque todo es nuevo y somos su referente y su soporte, su sostén, y desde la empatía y la escucha.
Para abordar todo esto disponemos de herramientas accesibles para todos: el lenguaje y el juego. Porque todo para ellos es juego, y desde un lenguaje y contenido adaptado a su etapa evolutiva, les llegará seguro la gestión de las emociones, los valores formativos, compañerismo, solidaridad, trabajo en equipo, capacidad de decisión, desarrollo del vínculo, resolutividad, cualidades todas necesarias para la vida. Y jugando con nosotros les llegará nuestro modelo de implicación proactiva, nuestra seguridad y autonomía.
Averiguar desde dónde entienden mejor nuestros hijos y desde dónde nos expresamos nosotros mejor, es pieza clave, e invitarles a vivir desde sus juguetes, sus juegos y sus muñecos, desde su imaginación, las situaciones más complicadas, también lo es.
Al elegir con qué juegan nuestros hijos, valora su momento: de bebés, favorece el contacto, la concentración, la observación, los sentidos, los sentimientos, la memoria, la motricidad, de más mayorcitos la relajación, el aprendizaje, el manejo de las emociones, sus capacidades, sus inteligencias, y cuando se acerca a la adolescencia, la independencia, la sociabilidad, la pertenencia, los valores…
Conoce qué actividades suscitan su interés e incentiva su juego y su disfrute, su inquietud y curiosidad. ¡Que tengan unas ganas enormes de jugar!
Escúchale para saber qué necesita, busca y encuentra con mimo, prepara el contexto y el momento, y reserva tiempo de calidad para compartir con ellos y con su juego. Traza un plan lúdico respetuoso y empático en el que sean ellos los protagonistas.
Que el juego sea estimulante, vivencial, variado, dinámico, motivador, dónde siempre quepa la improvisación y la libertad, dónde las instrucciones del juego estén siempre dentro de ellos.
Transcripción de mi pieza para la emisión del programa ‘Mamás y papás’ de Radio 5 dedicado a la comunicación familiar: ‘Comunicación entre padres e hijos’ (emisión 22 de febrero de 2010)
Comunicarse en familia parece que es fácil, que no supone problema. Que será fluido. Pero cuando nos toca ponernos a ello, no suele ser así. Nuestra intención como padres y madres siempre es buena, y siempre creemos mirar por nuestros hijos. Nuestro objetivo, generar un espacio saludable para compartir, aprender y enseñar desde la empatía y el respeto mutuos. Pero surgen interferencias. Y es que las inquietudes, motivaciones, objetivos de nuestros hijos y los nuestros, casi nunca coinciden. El truco está en encontrar puntos en común, y si no los hay, generarlos.
El acontecer familiar, y la montaña de emociones que esto nos mueve, no siempre nos envuelve un clima de seguridad compartida y afinidad. Para gestionar tu vida familiar de una forma eficaz y eficiente requieres de herramientas que fomenten y acompañen tus habilidades y las de los tuyos. Pero, ¿cómo lo hacemos? ¿qué debemos tener en cuenta para tener un óptima y enriquecedora relación con los nuestros?
Pues en el orden lógico, primero la forma en que nacieron y desde dónde les trajimos, porque el cómo se nace y porqué conforma parte del guion de nuestra vida, tanto desde lo fisiológico como desde lo emocional.
Cuál es nuestro sistema familiar y cual nuestro rol y el suyo en él, sin expectativas, proyecciones ni falsas lealtades. Nuestros hijos no nos deben nada, no nos pertenecen y vinieron para ser ellos, y nuestra labor es enseñarles a ser adultos empoderados y felices.
Se consciente de tu proyecto familiar, tus valores y creencias, sobre qué cimientas tu vida y la de los tuyos. Se fiel a ti mismo, pero permítete evolucionar desde la experiencia vital, y trasmíteles a los tuyos esa evolución y su consecuente aprendizaje.
Conoce la naturaleza de los tuyos, sus inteligencias múltiples, desde dónde reciben e integran, porque si sabes lo que les hace vibrar hará que todo fluya.
Identifica qué o quién les toxifica, qué les bloquea, qué es lo que no les deja ser, y ofréceles camino, alternativas, apoyo, y si es necesario, profesionales especializados.
No te agobies, comparte y delega, criar es difícil y cansado, pero siempre compensa.
Cuando tus hijos son pequeños, escúchales siempre, aun antes de que sepan hablar, y cuando son mayores, recuerda que ahí dentro, sigue estando tu hijo, así que espera paciente.
Consigue una comunicación eficaz y asertiva desde un lenguaje adaptado a su etapa evolutiva y su momento vital, porque todo se puede decir a todos con las palabras adecuadas, y es más cómo y desde dónde se dicen las cosas, que lo que se dice en sí.
Y así podrás crear tu propia realidad familiar, pues todos tenemos recursos y capacidades. Y no temas, que no hay fracaso, solo aprendizaje. Lo importante es empezar, y la acción más pequeña vale más que la intención más grande. Y cuando no entiendas porqué el otro actúa como actúa, empatiza, porque todo comportamiento tiene un propósito y un porqué, aunque no coincida contigo. Y acompañándonos unos a otros desde el sostén, el afecto, el vínculo y el crecimiento personal, transitaremos felices por nuestras vivencias junto a los que más queremos.
Transcripción de mi pieza para la emisión del programa ‘Mamás y papás’ de Radio 5 dedicado a educar y criar sin gritar: ‘Si quieres milagritos, nada de gritos’ (emisión 1 de junio de 2019)
Hemos escuchado con frecuencia y desde siempre que los niños no vienen con las instrucciones bajo el brazo. Y es así. Tenemos hijos y no sabemos con certeza cómo van a ser ni cómo vamos a ser nosotros durante esa crianza. Y es que no es de referencia que seamos familias primerizas o numerosas, da igual el número de hijos que tengamos, porque cada hijo es diferente y cada momento de paternidad y maternidad también lo es.
Creo que la única manera de acercarse a la crianza, desde la normalidad y sin expectativas ni objetivos previos muy cerrados, es aprovechar el tiempo de que disponemos desde que decidimos ser padres hasta que lo somos, para realizar un trabajo personal previo que nos aporte el ‘desde dónde’, ‘porqué’ y ‘para qué’ tenemos hijos. Esto nos ayudará a disponer de herramientas que aporten a la hora de educar, y que nos resten ese miedo, a veces terror, a equivocarnos o a que no nos entiendan, que hace brotar a nuestro ego y nos lleva a la imposición y el autoritarismo aprendidos, porque así funciona la mente humana cuando necesita defenderse. Y además evitaremos que reciban e integren eso nuestros hijos.
No por hablar más alto se habla más claro ni se tiene más razón. No perdamos de vista el objetivo: enseñar a aprender, a que los actos tienen consecuencias, a que existen unas normas de convivencia en cada contexto en la vida cotidiana, no a obedecer, sin más...
Gritos, amenazas, castigos, privaciones, chantajes, solo generan culpa, que bloquea, que no deja brotas a la responsabilidad que nos corresponde, también a los peques... Paciencia, que están aprendiendo a reaccionar, que tienen una corta experiencia vital, y casi siempre no es que no quieran, sino que no saben o no entienden, por mucho que a nosotros nos parezca imposible que sea así.
Lograr una comunicación eficaz depende de una escucha activa, presente, consciente y respetuosa. Puedes empezar por escucharte a ti mismo y aprender de tus errores y aciertos para mejorar y optimizar la relación con los tuyos. Lo mejor que puedes ofrecer a tus hijos es tu equilibrio personal, familiar y laboral. Los valores familiares son los cimientos para lograr la felicidad. Solo siendo auténtico se encuentra la autenticidad del otro. Y desde ahí constataremos que ellos tienen muchas cosas que enseñarnos.
Respeto, confianza, permiso, espacio, criterio, camino, ejemplo, apoyo... Permite que tengan sus propias ideas y las desarrollen, porque no son nosotros, son ellos, y ellos serán cuando sean adultos. Favorece su autoconocimiento y su autoestima. Garantiza sus sentimientos y necesidades. Fomenta su independencia sin perder su cariño. Favorece el desarrollo emocional.
Cuanto más peso le des a todo esto, menos peso tendrá en tu vida el grito como herramienta de comunicación y consecución de objetivos en la educación y la crianza que les ofrezcas a tus hijos. No hay recetas, pero hay algo que es seguro: es más importante ser feliz que tener razón.