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  • Foto del escritorRaquel Villaescusa

Puerperio, mucho más que 40 días

Si buscamos “puerperio” en el diccionario, encontramos que, desde la fisiología, es el período que inmediatamente sigue al parto y que se extiende el tiempo necesario para que el cuerpo materno —incluyendo las hormonas y el aparato reproductor femenino— vuelvan a las condiciones pre gestacionales, aminorando las características adquiridas durante el embarazo. Pero esta definición se nos queda corta: el puerperio es mucho más que el postparto, y mucho más que esos conocidos 40 días. Dura lo que tarda el cuerpo en recuperarse, física, fisiológica y emocionalmente del inmenso e intenso proceso del embarazo y el parto, y además se hace difícil porque a ello se suma el también intenso e inmenso proceso de empezar a ser madre, y compatibilizar esto con el entorno social y profesional.


Los cambios en nuestro cuerpo son grandes, a veces los notamos y a veces no. Y en nuestra mente y espíritu, la maternidad trae muchas cosas.


Es un momento de movimientos, de novedades... Ya no seremos como antes, seremos más... A las madres nos vuelve hijas, volvemos a nacer, y si nos dejamos llevar y estamos conscientes, es una oportunidad excelente para retomar, reconducir, reparar... Para nosotras es instinto, es nuestra naturaleza.

Para nuestras parejas puede ser o no ser así, puesto que viven el embarazo y la crianza temprana a través nuestro. Pueden que reciban, o puede que no sea su momento.


En el caso de la familia extensa y nuestro entorno más próximo, a veces sucede que hay personas que viven nuestra maternidad como si fuera suya, proyectando sus vivencias o sus anhelos al respecto, sin ser del todo conscientes del posible daño. A veces comprenden cuando les decimos, y se retiran o rectifican, pero a veces no. Ahí nuestra intervención, siempre desde la empatía, el respeto, la validación y la asertividad, reclamando lo que es nuestro, lo lícito, exigiendo que se nos respete y dejando claro, con firmeza, pero con cariño, que es de nuestro hijo de lo que se está tratando. No es una situación fácil, pero se puede.


También oímos hablar que durante la crianza temprana puede surgir la depresión posparto. Este fenómeno tiene una doble cara que se conoce poco: por un lado está el desarreglo hormonal, fisiológico y neurológico que supone un proceso de embarazo y parto, de manera natural, y por otro las consecuencias emocionales que trae un embarazo y/o parto desde la super mujer, que es lo que nos suele pedir nuestro entorno y esta sociedad. Por ello, es muy interesante que quien vaya a ser mamá lo haga de una manera consciente e informada.


Luego está la exterogestación, ese primer año de vida de nuestro bebé en el que continúa creciendo como si estuviera aun en el útero de su madre, y que es el motivo por el cual necesita estar pegado a ella.


Y todo esto sucede durante el primer año de vida de nuestro peque, que coincide con nuestro puerperio, en ese comienzo de la maternidad que es maravilloso, pero duro. Nos saca lo mejor y lo peor. Pero también nos da una estupenda oportunidad para conocernos mejor. ¡Aprovechémosla, y así creceremos y acompañaremos mejor a nuestros recién llegados hijos en su caminar!

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