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Foto del escritorRaquel Villaescusa

CONTAR A NUESTRO HIJO QUE SU HERMANO SERÁ O ES PREMATURO


Se considera que un bebé prematuro es el que nace antes de la semana 37 de embarazo. Dentro de este grupo hay dos tipos: los nacidos antes de las 32 semanas o grandes prematuros, y los nacidos después, que suelen pasar poco tiempo en la incubadora.


¿Por qué es tan pequeñito? ¿Está más indefenso que otros recién nacidos? ¿Su desarrollo es igual al de un niño nacido a término? ¿Le quedarán secuelas? ¿Qué cuidados necesita?¿Es diferente?¿Es normal?


Habrá muchas preguntas. Vamos a reflexionar sobre las respuestas a las más significativas:


¿Por qué necesitan incubadoras? Tienen menos grasa y una piel fina que no les permite protegerse del ambiente frío., y así tendrán el calor y la humedad que necesitan hasta que sean capaces de controlar la temperatura por sí solos. Y cuando los médicos lo autoricen, estará piel con piel con su madre.


¿Por qué respira mal? Sus pulmones no están preparados para respirar adecuadamente. Por ello,es posible que necesite oxígeno adicional, con unos tubitos que se colocan en la nariz o con respiradores mecánicos, a corto o a largo plazo. A veces puede parecer que deja de respirar. Se llama apnea. Sólo es un ratín en el que su cerebro se despista.


Otros problemas añadidos habituales: infecciones, problemas digestivos, neurológicos, de desarrollo interno y fisiológico, anemia, problemas oculares y auditivos...


La única diferencia entre los niños prematuros y los nacidos a término es que, durante sus dos primeros años, su desarrollo puede ser algo distinto. Hay que vigilar su evolución con ayuda del pediatra, de manera algo más intensa que con cualquier otro recién nacido.


Lo principal para cuidar a estos bebés es tratarlos con normalidad, sin obsesionarse por su prematuridad, pero siendo conscientes de ella para evitar comparaciones. Una vez superados los primeros días, los prematuros crecen sin problemas, salvo en casos excepcionales. Incluso los nacidos con un peso muy bajo, por debajo de los 1.500 gramos, llevan una vida normal en más del 85% de los casos.

Los cinco momentos críticos y cómo afrontarlos con mentalidad positiva:


1) Recibir la noticia.

La respuesta siempre es inesperada. La reacción es personal, depende de uno, de su entorno y la información recibida y cómo llega esta información.

La actitud más conveniente es seguir las indicaciones del personal sanitario, que están de sobra preparados para atender situaciones extremas.

Es muy importante volver a casa con las dudas sobre los aspectos cruciales resueltas. Los aspectos emocionales, el acompañamiento de la pareja y los seres queridos juega un papel relevante.

El secreto es mantener la calma, confiar y compartir dudas y preocupaciones con el equipo médico, minimizando preocupaciones o inseguridades. El cuidado físico y emocional de la madre y del futuro bebé son imprescindibles.


2) Esperar el momento de su llegada en el parto y en casa. La espera genera tensión.


3) El momento de verlo nacer. No es un momento fácil ni agradable. Un bebé que a menudo cabe en la palma de una mano y que ni siquiera tiene los parpados separados, es una experiencia dura, pero podemos verlo con la esperanza de que será un niño completamente normal.


4) Los primeros momentos: un tubo y una máquina para respirar, una vía en la vena, a veces de la cabeza o en un pie para recibir líquidos. Puede que necesite alimentarse a través de la vena umbilical. Piel frágil, quebradiza, transparente... Saliendo de eso, las primeras horas, los primeros días, se mantiene las dudas, pero se va viendo la luz. Bacterias y virus que acechan a sus órganos inmaduros. Pero la vida es frágil, aunque no terca. Su capacidad de supervivencia y recuperación es increíble. El secreto para superar estos obstáculos es pensar a corto plazo.


5) El futuro: El secreto más importante es el esfuerzo, el cariño, el amor. Tu hijo te va a compensar más que con creces a lo largo de su vida. Debemos pensar en la importancia de contar con profesionales y medios suficientes para poder atender todas estas necesidades. Los detalles son importantes, pero no podemos priorizarlos frente a los aspectos fundamentales de la atención a las madres y a los recién nacidos.

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