Altas capacidades: cómo gestionarlas
- Raquel Villaescusa
- 20 mar 2021
- 2 Min. de lectura
¿Tendrá mi hijo altas capacidades? ¿Cómo puedo saberlo? ¿Qué hago si es así? ¿Dónde debo acudir? ¿Quién me puede asesorar y ayudar con esto? ¿Qué derechos legales tendría mi hijo en ese caso? ¿Sabré qué y cómo hacer? Son demasiadas incógnitas, ¿verdad?, y como padres, madres y educadores, nos sentimos abrumados ante algo así.
No sabemos qué es, no estamos seguros de disponer de herramientas, y puede que pensemos que nos supera.
Tener altas capacidades significa disponer de una inteligencia superior a la media, y por ello contar con capacidades innatas para optimizar la gestión de las cuestiones racionales y emocionales con la máxima habilidad, algo que trae como consecuencia mayor rendimiento personal y profesional.
En el caso de los niños, la valoración se hará en función de su etapa evolutiva, porque los indicadores serán diferentes si estamos en la crianza temprana, si dejaron de ser bebés para convertirse en niños, o si ya se están acercando a la adolescencia.
Son niños que van muy por delante de lo esperado a su edad, cuya capacidad de aprendizaje, de comprensión, de razonamiento, personas especialmente sensibles y con emociones muy intensas, debido a la tensión que conlleva vivenciar tanto y con tal fuerza. Y ahí es donde radica su mayor diferencia, y en lo que nos toca hacer especial hincapié.

Su cerebro va tan deprisa, que todo lo que no es prioritario para ellos para a un segundo plano. Su mundo interior es inmensamente rico, de ahí la impresión de despistados y desconcentrados que nos dan. Y que eso pueda afectar a su desarrollo escolar si no se tiene en cuenta, no se gestiona o no se conoce.
En la crianza, normalización y sentido común informado, de la mano de profesionales especializados que ofrezcan recursos de ayuda para niños y padres. Que el hecho de ponerle normbre no lo convierta en #enfermedad, porque no lo es, no se merecen esa etiqueta ni ninguna otra, porque aunque estén más dotados que otros y sean más capaces, detrás de todo eso hay un niño como los demás, una persona, avanzando, necesitado de apoyo, sostén y acompañamiento, como los demás... Así que, en lugar de caer en la trampa de sobre estimularles, busca actividades alternativas y programas de apoyo que refuercen su realidad y su autoestima.
Y algo muy importante: haz partícipe de todo ello a su contexto escolar, y trabaja junto con ellos y en la misma línea.
Empatiza todo lo que te sea posible con esa vivencia que le supone el haber nacido con unas capacidades que siempre van por delante del momento en el que están, con ser niño y a la vez adulto, porque su cerebro va por delante de su experiencia vital.
Escúchale activa y plenamente, háblale desde su lenguaje, averigua desde dónde se expresa, reconoce e integra, y aprende de él, porque los niños vienen repletos de sabiduría... Y disfruta con él, acompañándole en su creatividad y su sensibilidad, deja que su genialidad te sorprenda y te motive, sigue su ritmo, déjate llevar y confía, que la naturaleza sabe lo que hace.
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