Existe un componente emocional en el emprendimiento, la inversión, las compras y las ventas, especialmente si se tiene poca formación o escasa experiencia. Algunos se lanzan con precipitación, por el ansia de ganar dinero rápido, de llegar el primero, o con la creencia absoluta pero injustificada de ser el mejor, aunque siempre con una preparación claramente insuficiente.
El impacto de las emociones sin gestión es dramático, puesto que para la toma de decisiones se requiere una cabeza “fría” y estrategias argumentadas y analizadas con alta probabilidad de acierto, que sólo se consiguen tras una investigación de negocio y mercado exaustivas.
El resto, es perder, a corto, medio o largo plazo.
Los sentimientos nos acompañan durante toda la vida. La necesidad de ganar dinero rápido, la creencia fuertemente instalada en la sociedad, especialmente la occidental, de que tener riqueza es la fuente de poder, prestigio, tranquilidad, etc., hace que muchas personas se lancen a arriesgar su dinero, poco o mucho, con la esperanza de que se cumpla el mensaje de vendedores de sueños simbolizado con la frase “hágase rico ya”. Hay personas que arriesgan todos sus ahorros, o el importe cobrado por indemnizaciones laborales, o piden dinero prestado para montar negocios sin ningún estudio de viabilidad.
Así que, conoce tus creencias previas sobre el dinero, no funciones en automático, delega en lo que no sabes, cuidado tus pensamientos y emociones, toma consciencia, escucha y escúchate, fuera miedo y ansiedad, no te dejes llevar por embaucadores, fórmate: Recuerda que la causa más profunda de que las personas no ganen dinero y tengan una buena economía es la ausencia de educación e inteligencia financiera.
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